De patinar en La Plata a surfear en Nicaragua
4 junio, 2021Hotel Casa Camarón en Mar del Plata
28 junio, 2021Para poder vivir cerca del mar y que haya temperatura agradable durante todo el año, hay dos opciones. Una es nacer en un lugar con estas características y en caso de no haber tenido esta suerte, es necesario emigrar, tal como hizo Luisina Cirelli, una joven mujer que decidió dejar de lado su carrera profesional en el mundo de la publicidad y comenzar de cero en Bayron Bay, una pequeña ciudad costera australiana.
Luli nació en Junín, provincia de Buenos Aires y a los 16 años se fue a vivir sola a la pensión de la agencia Dotto Models y un año más tarde, decidió volver a su tierra natal para terminar el secundario y al finalizar, nuevamente volvió a la gran ciudad para estudiar Publicidad. Tres años más tarde, con el Título de “Creativa Publicitaria”, hizo su debut como Junior en la agencia internacional DDB.
“Trabajé en reconocidas agencias, siempre en el área digital. Luego de pelearla durante años por destacarme como mujer en el sexista mundo de la publicidad, me abrí camino en el mundo de las Relaciones Públicas y creación de contenidos para marcas e influencers. Nike, Corona, Jeep fueron algunas de las mejores marcas a las que representé y Brenda Gandini y Luisana Lopilato, para quienes con orgullo y diversión creaba contenido en redes.” nos cuenta Luli desde el otro lado del Océano Atlántico.
“Hoy puedo decir: Luli decidió dejó su carrera en el momento donde tenía todo por lo que había luchado en sus manos. “
Pongamos a la gente en contexto. Hasta hace y año y medio; vivías en Buenos Aires y trabajas como Redactora Creativa en el mundo de las agencias de publicidad, eventos y comunicación… pero un día, dijiste “Nos vimos, me voy vivir a la playa” ¿Cómo fue ese momento donde decidiste cambiar el rumbo de tu vida, mudándote a Bayron Bay, un pueblo de 10.000 habitantes sobre la playa en Australia y más de 11.600 kilómetros de Argentina? ¿Por qué?
– Siempre quise hacer una experiencia en el exterior pero claramente ese no era el momento. Tenía la posibilidad de poder ir al Fashion Week de París con Luisana, tenía una relación sólida y con proyectos con Brenda y me encontraba manejando una linda agencia de Publicidad en Palermo como Directora de Cuentas. Para ese entonces mi novio vivía y trabajaba en zona Sur, a casi dos horas del centro y el tráfico y la ciudad me/nos estaban matando.
Por distintas razones ninguno de los dos quería mudarse de donde estaba y sabíamos que ningún amor, por más fuerte que fuese, podía superar el tráfico porteño y el malestar diario que eso significaba.
Ambos con ciudadanía Italiana. Para mí España siempre había sido la primera opción y para él, más viajado y quien había estado tiempo atrás viviendo acá en Australia, no existía otro lugar como Byron Bay. Es un lugar muy distinto en cuanto a naturaleza, playas y sobre todo, estabilidad económica.
Más allá de todo eso, no fue hasta que a mi papá le agarró un ACV en el que tomé la decisión. Mi papá, quien había trabajado toda su vida para retirarse y disfrutar de TODO lo que tenía, le agarraba un ACV a los 6 meses de haberse retirado.
Fue ahí cuando me dije, tengo dos caminos: quedarme para crecer en lo laboral y alimentar a mi ego hasta más no poder o irme para desconstruirme toda, a empezar de cero, en un idioma que no manejo, a hacer no se qué, pero a “tratar” de vivir.
Me imagino que los primeros días en tierra australiana deben haber sido muy intensos y movilizadores, ya que es todo nuevo y diferente a la vez, donde la naturaleza está presente en todo momento y me imagino que la forma de vida es diferente. ¿Cómo fueron esas primeras semanas/meses?
– “Challenging” / “Desafiante”, creo que hoy te podría decir que esa fue y sigue siendo la mejor palabra que describe mi experiencia acá. Por distintos motivos que conté, mi educación primaria no fue buena y aún habiendo tenido una profesora de inglés como madre (tremendo, lo sé) mi inglés nunca fue bueno.
Cuando llegué no sabía qué hacer. La mayoría de las personas con poco inglés se meten a trabajar en “cleaning”, ya que es fácil, ganas buena plata y no tenés la necesidad de hablar con nadie; pero yo no quería eso.
Yo quería hablar, quería desafiarme, quería mejorar, pero no sabía cómo. ¿Cómo iba a trabajar en front of house si no sabía comunicarme? Así que me la jugué. Puse mi ego entre las patas y me fui a un pequeño café a ofrecer mi trabajo a cambio de estar ahí y escuchar hablar. Es decir, estaba diciéndole a la dueña de trabajar GRATIS.
Ella no lo podía creer, yo no lo podía creer. Y así empecé. Haciendo algo que nunca había hecho, en un idioma que no conocía, con un acento australiano que lo dificulta aún más, gratis.
¿Qué sentís que te aporta estar en contacto con el mar todos los días?
El mar te aporta perspectiva. Nada es tan grande como el mar. Hay días que siento que todo me sobrepasa y es ahí cuando salgo a correr, voy a la playa o me meto a surfear y ahí es cuando digo: “es por acá”. Por esto estoy acá. Conectarte con el mar es como conectarte con quién realmente sos o querés ser.
Nada en verdad es tan grave. La vida es una sola. Gracias.
Australia se caracteriza por tener muy buenas olas para la práctica del surfing ¿Pegaste onda con la tabla?
– Australia, pero aún más Byron Bay, es uno de los mejores puntos para surfear. Byron tiene playas todo tipo de tabla: short or long y para el tipo de surfista que seas, en mi caso, aún y orgullosa de continuar siendo beginner.
Mi primer tabla, que sigue siendo mi primera, debería cambiarla pero aún no me animo, es una softboard 7 ft, la famosa “Marmolada”, así y muchos la llaman.
Nunca había surfeado más que una vez en Pipa (Brasil) por lo cual mi experiencia era nula y fue 100% autodidacta. Subirme, caerme, frustrarme. Recibir golpes, moretones y volver a subirme para volver a caerme.
El mar es desafiante y te pone a prueba constantemente, además de tener cuidado, acá, con los tiburones.
Mi respeto por la inmensidad del mismo nunca va a cambiar, pero hoy te puedo decir que me corro unas lindas olas y por sobre todo, me divierto con amigos.
¿Cómo es un día tuyo en Bayron Bay?
– Me levanto muy temprano por la mañana a entrenar, mate, fruta y muchas veces café, acá el café es muy bueno y la variedad de leches vegetales es impresionante. Después Inglés o playa según el día de la semana hasta el mediodía y como último trabajo por las noches como manager en un restaurant.
Lo bueno del día es que nunca es igual porque nadie trabaja de Lunes a Viernes. De repente un amigo tuyo trabaja los Sábados y Domingo y otros tiene libre Martes y Miércoles y así. Por eso es que todos los días pueden ser Sábados o Lunes jajaja.
Tener un día a día cerca de la naturaleza y a un ritmo más lento que en la ciudad, genera un cambio en la forma de ver y vivir la vida ¿Vos cómo lo vivís?
– Simple. Vivo en un estudio con mi novio donde la única puerta que nos separa es la del baño. Toda la ropa que tengo es de segunda mano, nunca más me compré ropa de marca. Dejé de acumular. Algo que entra, otra cosa que sale. Entreno casi todos los días y casi siempre al aire libre, algo que me daba mucha inseguridad en Buenos Aires.
Tengo otra noción acerca de los alimentos y mucho más del medio ambiente. Clasificar la basura al nivel que lo hacen acá es algo que nunca en mi vida había hecho.
El lugar es conocido por el mar y sus playas, pero también se caracteriza por tener una gran conciencia por el cuidado del ambiente, la alimentación saludable y el espíritu del surf ¿Cómo se ve reflejado todo esto en el comportamiento entre las personas del pueblo?
– Se puede decir que las personas que viven acá apoyan mucho el consumo local. Al “mercadito” del barrio o a los markets. Generalmente esos lugares son más caros pero si comprás ahí sabés que estás, no solo apoyando al small business, sino también comprando de forma consciente.
¿Qué similitudes y diferencias hay entre Australia y Argentina a la hora de socializar?
– Hoy más que nunca creo que todos somos iguales y tenemos, más menos, los mismos problemas y preocupaciones. Más allá de eso, hoy entiendo profundamente por qué en otros países las personas tienden a juntarse con gente de su mismo país o culturas aledañas, cosa que antes no entendía o me parecía retrógrado.
El idioma no es tanto la barrera como sí lo es la cultura y las costumbres. Tendemos a juntarnos con aquellos que nos devuelven parte de lo que extrañamos.
Un claro ejemplo son los festejos de Navidad o Año Nuevo acá. Acá el australiano festeja el 25 al mediodía y no a la noche y el 31 más o menos que le da igual. Y olvidate que a las 7 se fue a dormir. Y es ahí cuando salís en pata y sin importar lo que tengas puesto en búsqueda de alguien que se muera, tanto como vos, por un flan con dulce de leche y un asado sin cita previa.
¿Cuánto sale una pizza con cerveza? #IndiceVuelaVuela
– Depende del lugar. Te puedo decir que tal vez una pizza grande y una coca puede salir 27 dólares australianos.
Un consejo para aquel que está dudando en dar el paso y lanzarse de viaje?
– Que el miedo y el ego no te quiten la posibilidad de conocer aquello que no conoces.
Un concepto libre para finalizar.
– Sé amable, no prejuzgues, nunca sabés la historia del otro.
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