De patinar en La Plata a surfear en Nicaragua

Nacer en el interior de la Provincia de Buenos Aires no es impedimento para poder transformarse en surfista, hay que vivir cerca de la playa y para lograrlo hay que tener dos cosas: Convicción y un ticket sin fecha de retorno tal como hizo el platense Lucas Portela, que decidió cambiar una vida estable frente al Océano Pacífico en Playa Colorado, sur de Nicaragua.

Lucas Portela nació en La Plata, creció en Las Flores y a edad universitaria, volvió a la Ciudad para estudiar Diseño en Comunicación Visual en la Facultad de Bellas Artes y descubrir el longboard. Su relación con la tabla fue 24/7 y junto a un grupo de riders, fueron los primeros en organizar carreras de longboard modalidad bordercross, una modalidad inédita hasta el momento ya las pistas contaban con lanzadores, rampas, peraltes y fardos de pasto.
Una vez cumplido el ciclo en la ciudad, decide junto a una ex novia, emprender un viaje México, montados en una van transformada en hogar. El viaje se extendió en el tiempo y después de girar dos años por tierras aztecas, siguieron por Costa Rica, Panamá hasta que decidieron que debían seguir caminos por separado. Hoy Lucas vive a metros del mar en Nicaragua y divide su tiempo entre su trabajo como Diseñador Gráfico freelance y el surf.

Lucas pasando el rato en "El Point de 50", un espacio al aire libre para patinar y compartir unos mates con amigos. Foto: Damián Guerrero.

Lucas pasando el rato en “El Point de 50”, un espacio al aire libre para patinar y compartir unos mates con amigos. Foto: Damián Guerrero.

Lucas, si te parece, comencemos hablemos de tablas… Cuando vivías en La Plata, conociste el longboard y más allá de patinar, fuiste uno de los pioneros organizando eventos de alto calibre para la época… ¿Cómo fue ese momento?
Si, en La Plata me encontré con infinidad de estímulos culturales y alternativos y el longboard fue de lo más significativo en ese periodo de mi vida. Patinamos todo el día con la misma banda -muchos de ellos hoy amigos- y eso alimentaba nuestras ganas de difundir el deporte. Fue un lindo caldo de cultivo y retroalimentación entre los que pertenecíamos a esa época del longboard en Argentina. Estábamos manija, con ganas de hacer y sobre todo, había una necesidad real de poder activar movidas donde patinamos, para reclamar el point y que finalmente sirvió para gestar el tremendo win que logramos con el corte los fines de semana y feriado de la Calle 50 en el Bosque platense y lo hicimos con el aval de la Municipalidad. Era en ese lugar que hacíamos las movidas y llegamos a estar dentro de los eventos anuales de la agenda cultural… y aunque fue todo muy autogestivo, siempre contamos con el apoyo del gobierno de turno y marcas ligadas al deporte. Hicimos eventos grosos de mucha convocatoria, con bandas, street art y conciencia ecológica. También hicimos eventos técnicos de competencia, para elevar el nivel de los patinadores… y hacer eso era parte del espíritu de la agrupación.

El Bosque Plain fue una competencia de longboard modalidad bordercross, algo inédito en esos tiempos. Foto; Damián Guerrero.

El Bosque Plain fue una competencia de longboard modalidad bordercross, algo inédito en esos tiempos. Foto; Damián Guerrero.

Lucas fue uno de los organizadores de la patineteada masiva Green Day 2012 en La Plata. Foto: Damián Guerrero.

Lucas fue uno de los organizadores de la patineteada masiva Green Day 2012 en La Plata. Foto: Damián Guerrero.

Generar movidas en La Plata fue como un sueño cumplido, una linda oportunidad porque considero que no hay muchos lugares en Argentina -y en el mundo- con la actividad y diversidad cultural que hubo en ese momento. En lo personal estoy muy agradecido y me siento bendecido por haber sido parte de esa gestión cultural y deportiva, aunque sea desde nuestro lugar, y creo que es un sentimiento compartido con todos los que trabajamos para esto, y por los que disfrutaron de esas movidas.

 ¿Qué enseñanzas te dejó la época de tablas y eventos en La Plata?
Me enseñó sobre la autogestión, el empuje y a afrontar las adversidades… también aprendí sobre organización y el liderazgo. Me enseñó a comprender y a tratar con los diferentes estratos participantes de las movidas: compañerxs, dirigentes políticos, muchachxs de todos los niveles deportivos, patrocinadores y otras agrupaciones de otras actividades, 

Me enseñó a no bajar los brazos ante la adversidad y aprendí que si uno quiere algo, hay que trabajar para que suceda, con aguante y capacidad, porque a lo largo de los años realmente tuvimos incontables situaciones extremas para dejar todo de lado… pero siempre nos mantuvimos ahí, siempre al frente.

Ahora sí, retomemos la cuestión del mar, ¿en qué tramo del viaje por Centroamérica te empezaste a relacionar con el surf?
Hice un intento al inicio de mi viaje… conseguimos las tablas y creí que tendría el tiempo para darle a full, pero sin éxito. Me encontré con un deporte que no era como los otros, y mirá que practiqué muchos, inclusive deportes de tabla!. Creí que con esa confianza y experiencia, el surf me daría algunas chances, pero no alcanzó en ese momento. 

Al inicio del viaje tenía otras preocupaciones, una nueva vida que entender y muchos lugares que recorrer. Eso me alejó bastante de las playas y del surf… Fue imposible lograrlo hasta que no centré mi viaje/vida en el mar.
Luego de un par de años de deconstruirme y reinventarme, pude realmente poner el foco en el deporte, en el surf y entonces apareció ese tiempo y encontré lo que buscaba en el mar con una vida en las playas.

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 ¿Podés contarnos cómo fueron esas primeras metidas?
Super frustrante jaja. El longboard y el snowboard me habían dado mucha confianza, pero al final el surfing me puso en mi lugar y me re-enseño todo lo que tuve que re-aprender.
Nunca había sentido que la superficie se mueva, y pueda ser tan traicionera  -hasta que la entendés-, sumado a que mi primera tabla era una un shortboard 5’11… era imposible disfrutar del surf en esas condiciones, fueron golpes, frustración y eso creo me alejo de las playas por un tiempo.

Hace ya un tiempo que estás viviendo en Nicaragua y vivís en la playa. ¿Cómo es hoy tu relación con el surf?
Si, ¡en Nica hay muchas olas! Ahora disfruto mucho del surf y la conexión con el mar. Aunque hay muchas veces, que la ola me marca quien es la que manda, y eso a su vez es un aprendizaje constante, alimentando mi respeto y admiración por la naturaleza. Y eso se aprende a disfrutar mucho más las cosas simples de la vida.

¿Qué tipo de tabla estás usando?
Ahora sí tengo un shortboard 5’11 que puedo disfrutar jaja.

Postales de Playa Colorado, Nicaragua.

Postales de Playa Colorado, Nicaragua.

Estás viviendo en Playa Colorado a metros del mar ¿Qué podés contar del lugar?
Yo vivo en Hacienda Iguana, que es un complejo urbanístico en desarrollo. Aquí le dicen resort. Es una área privada que rodea un gran campo de golf, que se transforma en un hermoso parque que embellece el lugar. A su vez tiene una playa paradisíaca delimitada al norte y al sur por cerros que los separan de otras playas.
También hay una pequeña zona comercial y un club de playa, y es el espacio favorito donde los residentes pasan el rato. Es el lugar perfecto frente a la ola ya sea para comer, reunirse, jugar beach voley y por supuesto, acceder a la playa Colorado, que es donde está la ola más concurrida y es mi favorita. Colorado es un beach break, es una ola tubular, rápida, chupada. Colorado clásico es una ola de clase mundial que recibe todos los años surfistas profesionales y da la chance de compartir line up con grosos del surfing.

A unos 1000 metros hay otra ola -dentro del mismo complejo- que se llama Panga Drops y es una ola tipo Margaret River de Australia. Es grande y con mucho volumen de agua… es más gorda y lenta que Colorado. Es una ola más alejada de la playa que revienta gracias a una roca/reef. Una ola típica para tablas más grandes, funboards, longboards.


Seguramente gente que esté leyendo esta nota, se pregunte como hacés para bancar la estadía frente al mar… ¿Cómo te ganás la vida para poder hacer lo que más te gusta?
Soy Diseñador Gráfico freelance, igual que cuando vivía en Argentina. Pero desde que comencé el viaje he trabajado para todos los países en los que estuve y otros países de personas que fui conociendo. Aunque no salí de Argentina buscando esto, el viaje me hizo encontrarlo. Diseño cualquier cosa que sea diseñable como negocios, muebles, fachadas, interiores, logos, uniformes/merchandising/ropa, papelería, packaging, publicidades, pero puntualmente me gusta desarrollar identidades visuales de marcas y logotipos. Trato siempre de hacer este trabajo aportando valor a través del lettering, Idea que pude plasmar también a través de los pinceles a rótulos y murales, como un letrista clásico.

Big Wave es una marca de granola que se transformó en un emprendimiento.

Big Wave es una marca de granola que se transformó en un emprendimiento personal.

El viaje me aportó una gran cuota de consciencia en todos los sentidos… ecológica, social, de alimentación y de consumo. Aprendí a alimentarme mejor y a valorar la calidad de los alimentos. Me interesé sobre muchos productos que antes no consumía como por ejemplo los cereales, ya que son alimentos saludables que puedo combinarlos con el surf, entonces de ahí nace la granola que produzco “Big Wave” (gran ola).
Actualmente la granola se está distribuyendo en 3 de las ciudades más importantes de Nicaragua y estoy trabajando para ampliar el mercado y la familia de productos, ofreciendo alta calidad nutricional y proteica. Mi intención es que sea el complemento perfecto para los surfistas y deportistas.

Diseños y lettering de Lucas Portela.
Diseños, ilustraciones y lettering de Lucas Portela.
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Diseños y lettering de Lucas Portela.
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Diseños, ilustraciones y lettering de Lucas Portela.
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Personas que se han ido a vivir cerca del mar, dicen que no hay retorno a la ciudad ¿Cómo es en tu caso?
Es verdad que suele sentirse eso. Aunque no a todos, porque la montaña también tira mucho y ni hablar de las ciudades con sus comodidades y la gente querida, eso sin dudas que tira mucho y se transforma también en un espacio donde muchos no pueden salirse.

En mi caso fue un quiebre… solo quiero playa y eso es por el surf ya que no hay muchas formas de aprender a surfear si es que no vivís en la playa. Además estar en un entorno de naturaleza y selva, donde el aire del mar es una conexión que alimenta el espíritu de verdad.

No veo mejor manera de vivir, más que estando rodeado de estas magias del universo… es la más alta calidad de vida que he descubierto. Hoy no es una opción volver a vivir a una ciudad.

¿Cómo sigue la historia?
Buscando nuevos desafíos laborales y continuando con mi carrera como Diseñador aquí en Nicaragua -o donde sea- y también haciendo crecer la producción de granola Big Wave…. Obviamente seguir este interminable camino de aprender a surfear, porque nunca se termina y cada ola te enseña!. 

Un concepto libre para finalizar.
Creo en el diseño y en la comunicación como poderosas herramientas para mejorar el mundo en que vivimos. Estoy convencido de que hay mejores maneras de hacer negocios, formas más sustentables, sanas y puras en esencia. Estamos tras esas ideas y es necesario que las adoptemos ya mismo para no seguir erosionando el planeta.

¡Muchas gracias Lucas, buenas olas!

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Lucas Portela en Instagram

Fotografías:
Nico Surf Shots
Damián Guerreo

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