Fotografía

Llegar a Moreré no es fácil y eso hace que valga la pena, porque es realmente un lugar paradisíaco. Hace unos 335 millones de años -cuando todos los continentes estaban unidos-, la isla de Boipeba se encontraba muy cerca del oeste del continente africano, es por eso que tienen vegetaciones similares.

Hay donde uno debe activar el modo Producción y diagramar la compleja logística para llegar a la isla de Boipeba, ubicada a uno 27 kilómetros de Morro de São Paulo y se puede llegar tanto por tierra como por agua.
Desde cualquier parte del mundo, vuelo al aeropuerto Aeropuerto Internacional Diputado Luís Eduardo Magalhães en Salvador de Bahía.. Desde ahí, un transfer de 3 horas de viaje hasta el Morro o un avión privado low-cost que tarda unos 25 minutos en realizar los 200 kilómetros que separan hasta la pista de aterrizaje de Morro de São Paulo.

Una vez arribados al aeropuerto de Salvador de Bahía, tomamos un "Mata 15" para llegar hasta Morro de São Paulo donde pasaríamos la noche.

Una vez arribados al aeropuerto de Salvador de Bahía, tomamos un “Mata 15” para llegar hasta Morro de São Paulo donde pasaríamos la noche.

Vista aérea de la costa de la ciudad de Salvador de Bahía.

Vista aérea de la costa de la ciudad de Salvador de Bahía.

La segunda tramo del viaje se debe realizar a la mañana siguiente, de modo que hay que pasar la noche en el lugar y eso es muy bueno.
Para llegar hasta la isla, se puede hacer por vía marítima y también en 4×4, opción totalmente recomendada porque es vivir un safari Africano pero sin elefantes, leones y jirafas. El camino de esta aventura finaliza en un gran río que separa Morro de Boipeba, y para cruzarlo deben tener contratado a un lanchero que los lleve hasta las playas de Moreré que dan al Océano Atlántico. El descanso comienza cuando uno está recostado en la hamaca de la posada.
El lugar es realmente maravilloso y se respira naturaleza las 24 horas. Los pocos lugares para hospedarse están próximos al mar y generalmente por las noches hay tormentas tropicales de película.

Pista de aterrizaje en Morro de São Paulo.

Pista de aterrizaje en Morro de São Paulo.

En este lugar abordamos una canoa con motor que nos llevó hasta destino por mar abierto.

En este lugar abordamos una canoa con motor que nos llevó hasta destino por mar abierto.

Noches de tormenta tropical, mañanas de sol.

Noches de tormenta tropical, mañanas de sol.

El ritmo del lugar es lento, bien lento. Las caminatas matutinas son un clásico, así como también recorrer senderos que están rodeados de mata, son actividades que se pueden realizar por horas. Leer y tomar fotografías están a la orden del día, y ni hablar tomar uma cerveja Skol bem gelada mirando el atardecer desde la barraca, generan la sensación de que el viaje, está siendo amortizado.
No wifi, no cell phone. En la isla uno se desconecta y entra en otra frecuencia. Los hábitos y costumbres de Moreré no tienen nada que ver con lo que conocemos de la ciudad. Los niños y niñas se divierten jugando al fútbol, trepando cocoteros o jugando con cangrejos. El punto de encuentro es la playa y unos metros más adentro está la escuela y la parada del Tractor, que hace viajes hasta el pueblo de Boipeba, justo del otro lado.
Conocer este lugar vale la pena, ya que para llegar hay que atravesar diferentes situaciones que hacen del viaje, una experiencia inolvidable.

Una rústica y confortable cabaña donde la electricidad es de 110 V. (No permite cargar las baterías de la cámara fotográfica.)

Una rústica y confortable cabaña donde la electricidad es de 110 V. (No permite cargar las baterías de la cámara fotográfica.)

No Wi-Fi.

No Wi-Fi.

El mar es siempre calmo y cálido, ideal para las personas que no gustan de las olas.

El mar es siempre calmo y cálido, ideal para las personas que no gustan de las olas.

Kilómetros de playas casi desiertas.

Kilómetros de playas casi desiertas.

Turistas alegres en las playas de Moreré.

Turistas alegres en las playas de Moreré.

Las últimas horas de luz antes que se prendan las velas de los pocos restaurantes de la isla.

Las últimas horas de luz antes que se prendan las velas de los pocos restaurantes de la isla.

Interminables caminatas por caminos llenos de la vegetación más variada.

Interminables caminatas por caminos llenos de la vegetación más variada.

Niños locales jugando.

Niños locales jugando.

Una de las pequeñas calles internas y se transita caminando o en un carro tirado por un burro.

Una de las pequeñas calles internas y se transita caminando o en un carro tirado por un burro.

Fotografías y texto: Vuela Vuela
Moreré, Isla de Boipeba en Brasil.



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