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13 julio, 2021“El sueño de cualquier skater es nunca dejar de patinar” Santi Rezza
3 agosto, 2021Para vivir experiencias únicas, hay que arriesgarse, de lo contrario, no hay premio. De esta forma lo entendió Nicolás Marín Benítez, nacido en San Miguel, provincia de Buenos Aires, que en un momento de búsqueda de nuevos horizontes personales y profesionales, lo llevaron a comenzar una vertiginosa carrera como fotógrafo y explorador submarino.
Con tan solo 21 años, Nicolás vive buceando, explorando y tomando fotografías por diferentes partes del mundo junto a biólogos y profesionales de diferentes disciplinas que investigan la vida acuática “Aunque estemos en la ciudad o no, respiramos gracias al océano, es de vital importancia para la vida. A través de la fotografía submarina y mis experiencias, busco dar a conocer al océano lo más fiel posible. De esta forma se genera un proceso de visualizacción, que sería algo así como visibilizar la problemática para después entrar en acción”, cuenta desde Aruba.
Desde su incursión en el mundo submarino, Nicolás ha conocido la gravedad del problema de la contaminación de los océanos en primera persona, y sabe que la única salida es que la mayor cantidad de personas, tomen conciencia y actúen sobre la problemática. “Para mí lo importante es que las personas conozcan el océano, porque uno no cuida lo que no conoce. Nos estamos comiendo ese gran primer eslabón. Se habla mucho sobre los problemas que acechan a los océanos y se habla mucho sobre la conciencia, pero también debemos hay que preguntarse ¿Porqué es importante cuidar los océanos? ¿Qué es lo que está pasando allá abajo?. Es muy importante ver cómo podemos empatizar mejor con las personas que son ajenas a estos temas. Mi visión es que la gente pueda visualizar para conocer y ahí saber porqué es tan importante cuidar el océano, y a partir de ahí, comenzar con los cambios de hábitos personales y hasta organizarse de forma colectiva, porque la salida es por ahí.”
Antes de que comiencen las aventuras bajo el agua y por diferentes países, la vida de Nicolás no tenía nada que ver con su forma actual de vida. Nacido en el municipio bonaerense de San Martín, Nicolás creció jugando al tenis, con ilusiones de transformarse en profesional. Comenzaron las competiciones a nivel nacional, luego las internacionales, que demandaban mucho tiempo y le restaba horas de estudio y esto lo llevó a tomar la difícil decisión de colgar la raqueta.
“Decidí ponerme a estudiar, pero como no quería hacer una carrera universitaria, me dediqué a realizar cursos cortos relacionados con el marketing, publicidad y también comencé a instruirme en la práctica fotográfica. Hice como 14 cursos con Título Certificado. Una que hice cuando tenía 17 años, fue que había anotado en un curso de Creatividad e Innovación, y si bien no tenía ni idea para que servía, me dejó varias cuestiones que las aplico en la vida.”
Los aprendizajes adquiridos en los cursos del marketing y su reciente saber fotográfico, hicieron que pueda conseguir su primera trabajo en una pequeña agencia ubicada en el barrio de Caballito. Era todo muy lindo, iba todo muy bien, pero se dio cuenta que la cosa no iba por ahí, y decidió renunciar, ya que entendía que podía aportar más valor, estando en otro lado, más allá que no le gustaba la rutina de trabajar de lunes a viernes.
“Estuve dos meses desempleado y en un momento me pasaron una oferta laboral para trabajar como fotógrafo submarino y que también maneje las redes sociales, todo esto en Aruba. Si bien yo estaba incursionando en la fotografía, mandé igualmente mi currículum y quedé seleccionado entre más de 1000 personas de todo el mundo. Creo me eligieron más que nada por las ganas que le puse, ya que recién tenía 18 años y nula experiencia bajo el agua.”
La aventura comenzó cuando viajó solo por primera vez en avión a México. En el aeropuerto lo esperaba el dueño de la empresa, quién lo recibió y llevó de forma directa al centro de buceo. “Fue recién ahí que comencé a relacionarme con la actividad y el mundo submarino. Yo producía contenidos para las redes y ellos me enseñaban buceo. En ese tiempo también conseguí una empresa española como sponsor, que me ayudó a amplificar lo que yo estaba haciendo.” dice Nicolás sobre sus inicios en la práctica fotográfica submarina y el buceo.
Como toda práctica deportiva en contextos naturales, hay veces que se viven momentos de alta adrenalina, como le ocurrió en una expedición a Islas Mujeres, en México, donde estuvo por primera vez en contacto con un tiburón ballena de unos 12 metros de largo “Fue un momento único donde se generó una conexión o diálogo con el anima, y no me refiero a sonidos o señas, sino que fue en otro código, quizás el de la naturaleza. De hecho, en un momento sentí que el agua me succionaba y era el tiburón ballena abriendo su boca de 2 metro! Si bien fue un momento de alta intensidad, yo había visto un video donde un buzo era succionado por un tiburón ballena pero lo escupía ya que no son carnívoros… eso me dio tranquilidad ya que se alimentan a base de plancton. “
Nicolás se fue abriendo camino solo, golpeando diferentes puertas y fue así que un día se puso en contacto con la Fundación Solidaire ,del piloto argentino Enrique Piñeyro, que se dedica a realizar viajes humanitarios por diferentes regiones del planeta. “Una tarde estaba andando en skate en Chapadmalal y recibo un llamado telefónico del equipo de prensa de la Fundación. Fue para avisarme que me sumaban a una expedición que iba a documentar la pesca ilegal en Senegal… no lo podía creer y me puse a llorar de la emoción. Lo primero que hice fue llamar a mi familia para contarles. Fue una expedición increíble en la que también participó el periodista de Infobae, Joaquín Sánchez Mariño.”
Más allá de la expedición que realizó con la Fundación Solidaire, también le abrió las puertas para que Nicolás se instale 6 meses en Chapadmalal, donde realizaban tareas de limpiezas de playas.
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El afán de vivir nuevas experiencias, fuera de la rutina laboral de una ciudad, lo llevó a entrar con una actividad deportiva que le cambió la vida “Poder bucear es como tener un superpoder, es como ser un pez, poder estar 30, 40 o 50 minutos debajo el agua, dependiendo de la profundidad. Cuando practicas buceo, también sentís la sensación de volar… me imagino que es como estar en el espacio. Hay una conexión muy fuerte que despierta todos mis sentidos.”
Al preguntarle sobre planes y nuevas aventuras respondió “No sé como será mi futuro, solo me importa el presente. Todos los días me levanto y tengo propuestas, desde entrevistas hasta proyectos, lo cual me pone muy contento. Se van dando las cosas de forma muy emocionante, un día puedo estar en Argentina, otro en Portugal, quizás España y mañana puede ser África.”
Nicolás sigue firme detrás de sus sueños, buscando concientizar sobre la necesidad de cuidar y volver a conectar con la naturaleza y los orígenes. De cara al futuro hay proyectos que pueden llevarlo a la Antártida y al sur de Puerto Madryn para conocer más la vida de las ballenas e invertebrados.
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Fotografías: Nicolás Marín Benítez